Más allá del entretenimiento: Dark Souls y la vida

La complejidad y la dificultad de los videojuegos han evolucionado en los últimos años, y como jugador de la vieja escuela, puedo decir que hay algo especial en los juegos que nos hacen sufrir. No me considero un «gamer», pero sí me fascina recorrer los mugrientos calabozos y descubrir los secretos más oscuros de un juego, así como sentir la emoción de vencer a un jefe final con dimensiones grotescas.

En particular, la franquicia de Dark Souls me parece una experiencia de juego intensa e inolvidable. Es cierto que muchos han abandonado el juego ante la primera dificultad, pero otros hemos encontrado en él una similitud con la vida misma.

En Latinoamérica, por ejemplo, a menudo caminamos por la vida sin saber lo que nos deparará el siguiente momento. A veces, estamos contemplando el paisaje y de repente recibimos un golpe que nos hace perderlo todo. Es entonces cuando debemos levantarnos y volver a intentarlo.

En Dark Souls, sucede lo mismo. Entramos en un mundo hostil, lleno de peligros y enemigos terribles. Si nos atrevemos a adentrarnos, podemos ser vencidos una y otra vez. Pero la paciencia y la habilidad son nuestras armas para superar cada obstáculo. Al igual que en la vida, debemos aprender de nuestros errores, memorizar patrones de ataque y mejorar nuestras estadísticas para poder avanzar.

Es cierto que algunos fanáticos hardcore de Dark Souls pueden creerse superiores a los demás, pero yo no me considero uno de ellos. Disfruto de juegos de todo tipo, y no me importa esperar horas por una recompensa en un juego móvil o pasar el tiempo construyendo una granja en Minecraft.

En resumen, Dark Souls puede ser un juego difícil y frustrante, pero también puede enseñarnos algo sobre la vida. Debemos tener paciencia, habilidad y perseverancia para enfrentar los desafíos que la vida nos presenta. Al final, la recompensa será la satisfacción de haberlo logrado.

No me avergüenzo de admitir que no logré comprender completamente la trama de Dark Souls. De hecho, estoy seguro de que incluso los propios desarrolladores y escritores no tenían una comprensión completa de ella. En ocasiones, me absorbía tanto en sobrevivir que dejaba la historia en segundo plano. Sin embargo, la temática general del juego trata sobre los cambios, la muerte de una era y el renacimiento de otra. Es un ciclo inevitable de la vida, con polos opuestos que forman parte del mismo engranaje y que mantienen el movimiento constante para que la vida siga adelante.

Dependiendo de las decisiones que tomemos en el juego, podemos permitir que una llama agonizante se apague lentamente o apagarla de golpe, lo que provocaría que la oscuridad invada todo hasta que el ciclo cambie de nuevo. Este juego nos muestra criaturas podridas por el odio, el resentimiento, la culpa y el amor, sentimientos tan viscerales que es difícil diferenciarlos en algunas ocasiones. Estas criaturas están deformadas por el olvido, la avaricia y la traición, abandonadas para morir en algún sótano, atadas y cubiertas de llagas. Esto me parece una representación bastante explícita de la vida real, en la que las similitudes son evidentes en algunos aspectos.

Aquí es donde entramos nosotros: como un hueco, un no-muerto sin nombre que nace de la nada, en las sombras, sin una patria ni lazos que lo aten, sin pasado ni futuro, solo nuestras habilidades y nuestra capacidad para adaptarnos al cambio y lo inesperado. Somos como la mayoría de las personas que nacen sin un legado, descalzos en un callejón lleno de jeringuillas ensangrentadas tratando de llegar a la luz, sin un apellido del cual enorgullecerse, en una patria consumida por la corrupción voraz, cambiando nuestra fe y acoplándola a nuestros pecados. Lo más importante es que no tenemos una cuenta bancaria.

Existe un logro llamado «Esto es Dark Souls» que se otorga a todos los jugadores la primera vez que mueren. Este es un logro que nadie puede evitar, por más habilidades y paciencia que se tenga. La muerte llega tarde o temprano, sin importar quién seas, cuántas almas, armas o tiempo frente a la pantalla tengas. La muerte es implacable.

Durante el camino, la mayoría de las personas (o lo que quede de ellas) intentarán comerte, matarte o aprovecharse de ti. Solo algunos estarán dispuestos a ayudarte o convertirse en tus aliados. Puedes elegir el camino del mártir, ayudando y dando la mano a cada uno de ellos, esperando que encuentren el camino para salir de la inmundicia, o puedes ser el del inquisidor, pasando por encima de todos y robando, mintiendo y dejando en llamas todo a tu paso.

También hay un personaje femenino que nos ayuda incondicionalmente, incluso si llegamos a matarla, ella volverá para ayudarnos a subir de nivel y mejorar nuestros frascos de estus. Cuando estemos perdidos, nos dará consejos y pistas sobre dónde debemos ir, desempeñando un papel similar al de una madre (aunque hay excepciones filicidas).

La elección de nuestro personaje en un juego de video puede parecer trivial, pero en realidad revela mucho sobre nuestra personalidad y nuestras tendencias en la vida real. A veces, tendemos a darle más importancia a la fuerza, resistencia y defensa que a otras habilidades. En otras ocasiones, preferimos priorizar la inteligencia, el aprendizaje y la magia para enfrentar los desafíos diarios. Al elegir cómo interactuamos con nuestro personaje, también elegimos cómo enfrentamos los desafíos en el mundo real. En última instancia, nuestra elección de estrategia puede ser una herramienta valiosa para reflexionar sobre nuestra propia vida y cómo podemos abordar los obstáculos que se nos presentan.

Autor

Licenciado en Sociología por la UNAM, Supervisor Editorial en Conejo en la Luna | guillenife20@gmail.com |  Otras publicaciones del autor