Si no tienes nada que decir, tus fotografías no van a decir mucho
Gordon Parks
La naturaleza humana siempre ha estado ligada a la bondad, la elegancia, la belleza y armonía, pero al mismo tiempo, a la violencia, la crueldad y el sadismo, dos filos de la misma espada; desde el obturador de una cámara, las mentiras parecen ser menos y la sinceridad en las imágenes, nos hace darnos cuenta de lo bella pero también de lo monstruosa que puede ser la cotidianeidad, abriéndonos una puerta a momentos que parecen surreales, pero que son tan cercanos que nos podemos identificar con ellos.
En la naturaleza, los objetos por sí mismos solo se clasifican por su uso, sus materiales y su rareza, solo un amasijo de átomos inertes y sin vida, tangibles, y aunque podría ser un tanto trillado el decir que su valor más allá de estas características, es una construcción social, esto es real y la plusvalía de un objeto al final es un valor añadido más allá de sus dimensiones y características fundamentales, la nostalgia le da un mayor valor capital a cualquier cosa que a simple vista y objetivamente tiene un valor ínfimo, el valor histórico de las cosas surge del contexto de los eventos de los que forman parte, incluso aplicado a las relaciones sociales, darle mayor prioridad a personas a las cuales puedas sacarle un beneficio concreto es algo común en la vida. Las imágenes se transfieren a ideas y estas a realidades, símbolos que transpolan la estética y ganan un nuevo significado, o sea, objetos que son el vehículo de ideas.
Son los objetos inútiles, las cartas de propaganda, las cajas de cerillas después de que se ha gastado la última, el envoltorio del periódico del día anterior”. «¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?
Philip Dick
Como sociedad, el morbo es un gusto culposo, lo condenamos, pero no podemos evitar voltear la cabeza en el puesto de periódicos para ver la primera plana de una fotografía de un accidente, fingiendo que vemos los resultados deportivos o alguna otra nota. Como un producto de nuestra sociedad los periódicos de nota roja representan una paradoja de una cultura en la que se manifiestan las pulsiones ya mencionadas, en un contexto en el que hemos vivido mucho tiempo reprimidos, por las religiones, la televisión o las nocivas enseñanzas de las generaciones previas que normalizaron el maltrato, y se reivindican a si mismos señalando a los demás lo que está mal en sus vidas. Es probable que esta condición de la cultura haya hecho que el trabajo de Enrique Metinides no haya sido reconocido en su momento, un parteaguas en la historia del fotoperiodismo en México.
Como en muchas historias, la vida profesional de Enrique Metinides Tsironides comenzó con la curiosidad de un niño y el regalo de un padre que al reconocer la afición de su hijo decidió regalarle una cámara de su tienda de cámaras ubicada en avenida Juárez junto al hotel Regis, la cual había tenido que cerrar, y en este caso como en tantos otros, la pérdida de un hombre fue la ganancia de otro, Enrique relata que, a sus 9 años, fotografiaba accidentes de autos y trifulcas, con un permiso especial que le otorgo la policía, aunque no fue hasta los 12 años que haría su primera publicación, ganándose el apodo de “el niño” entre quienes le conocieron en aquellos años.
Fue alumno de Antonio Velázquez reportero del periódico “La prensa”, donde consiguió su primer trabajo, que marcó su desarrollo profesional para siempre junto con otras dos experiencias, la segunda fue trabajar tras las paredes de Lecumberri, el palacio negro, el ahora archivo de la nación, donde conoció y fotografió a diversos criminales, relata en la revista 192 en el 2009. “Y, ¿a quién creen que conocí?… al Sapo. Era un preso que había matado a 168 personas y en la cárcel a cinco… él era el jefe de jefes en la cárcel, y era tan malilla, que cuando lo iban a mandar a las Islas Marías, mataba a alguien en la cárcel para que le abrieran de nuevo expediente y no saliera de ahí” (Infobae, 2021)
Y después llegó a colaborar en la morgue del hospital Juárez, donde fotografiaba los cuerpos que llegaban diariamente para su autopsia, para después realizar recorridos en las ambulancias de la Cruz Roja, desmembrados, atropellos y asesinatos era la normalidad en cada llamado. Con el Heroico Cuerpo de Bomberos afino sus habilidades retratando los desastres y accidentes.
El trabajo de Metinides se desarrolló durante más de 50 años, acumulando un gran acervo de imágenes que posiblemente por lo cotidiano de la vida pasaban simplemente como otra fotografía de nota roja, sin percatarse de lo significativo que era este material, posiblemente debido a esta falta de perspectiva es que, ya en la década de los 90´s Metinides, fue despedido del periódico la PRENSA, por cambios de propietario del medio y nuevas políticas e intereses de una “nueva era”, menospreciando con este acto décadas de trabajo y pisoteando el esfuerzo de alguien que le entrego la vida a su empresa, tal vez debido a esta experiencia sumado a la gran cantidad de situaciones complejas que vio a través de su vida Metinides confesó en una entrevista con EFE publicada el 1 de julio de 2017 que si volviera a nacer no sería fotógrafo, “estoy arrepentido totalmente” (FORBES, 2022).
Fue hasta el año 2000 que Enrique salta a la fama internacional después de ser publicado el primer y único tiraje de su compendio fotográfico. El fotógrafo jamás fue muy conocido en México a pesar de su larga trayectoria (aunque es seguro que sin saberlo muchos hayan visto fotografías suyas en el periódico) pero en el extranjero fue reconocido y admirado, en lugares como Francia, Nueva York y Londres; en 2015 se concluyó el documental, “El hombre que vió demasiado” de Trisha Ziff. En México tuvo también algunas exposiciones entre estas tal vez las mas significativas fueron dos, una en el museo del Estanquillo en donde se le realizo un pequeño homenaje en 2017 (Arte informado, 2016) y otra en 2016 en el Fotomuseo 4 caminos, donde tuvo una exposición completa de su obra y a la que tuve la fortuna de asistir sin saber quién era él, ni que es lo que iba a encontrar.
Ese día estaba cansado, como todos los días, con 25 años y un trabajo de oficinista sin futuro que se robaba todo mi día, recuerdo pasar siempre por el foto museo sin que llamara particularmente mi atención, pero ese día en especial, había algo que me llamaba, algo que no pude evitar, soy un asiduo fan de los autos antiguos y no pude evitar ver de reojo en la entrada una camioneta blanca, parecía una vieja ambulancia, entré, mi sorpresa fue ver todas esas fotografías de tragedias, desmembramiento, dolor y desesperación.
La apatía y los medicamentos me habían hecho insensible al dolor, vivía en un estado de letargo permanente, muchas deudas de esas por las que te rompen las piernas y mi mujer, con la que había estado por ocho años, me odiaba y seguro varias veces había deseado mi muerte con un ímpetu envidiable, pero esa fotografía, por un segundo, hizo algo dentro de mí, y solo pude reconocer en mi mejilla el correr de una lagrima que no supe cuando escapo.
No sé si percatándose de esto un anciano se acercó a mí y me pregunto si me gustaba la foto, por un momento pensé que sería algún diseñador pseudointelectual que intentaría desprestigiar la obra con alguna estupidez o hablarme sobre la composición del color y porque la fotografía no valía la pena, como suele suceder en exposiciones de este tipo. A pesar de esta sospecha respondí – en lo personal, me gustan más este tipo de fotografías que cualquier otra, me hacen ver la cara del diablo de una forma más vívida que los videos donde supuestamente se manifiesta con una cámara de baja definición – rio disimuladamente, y contestó – es un único momento de belleza en medio de la tragedia… en una vida de catástrofe… por cierto mucho gusto, me llamo Enrique.
Las fotografías de nota roja tienden a generar reacciones contradictorias para muchos, en el sentido más negativo de estas reacciones se suele señalar que no tienen mayor objetivo que vender lucrando con la tragedia y que constituyen una falta de respeto a las víctimas que involuntariamente las protagonizan, sin embargo, a propósito de esto vale la pena detenernos un momento para reflexionar sobre si verdaderamente no tienen un papel de mayor trascendencia. En la última presentación pública de Enrique en septiembre del 2021, organizada por Jesús Villaseca como director de Pohualizcalli, en la Escuela de Cine Comunitario y Fotografía de la Alcaldía Iztapalapa, Enrique contó: “Una mujer se roba 3 bolillos y le dan 3 años de cárcel, hago un reportaje en la cárcel y a los 3 días la liberan, ya eso es todo”. Esta anécdota refleja que en la densidad de un trabajo como el suyo existió un impacto en la realidad que reflejaban sus fotos, de acuerdo a investigaciones del mismo Villaseca su trabajo también ayudo a cambiar leyes laborales infantiles, ya que, esas fotografías de niños accidentados en situaciones de riesgo concientizaron a diputados respecto al tema, también creó las claves de comunicación para facilitar la información a los familiares de las víctimas y promovió que las ambulancias de la cruz roja cambiaran de color a blanco, lo cual después se convirtió en un estándar internacional.
Enrique Metinides falleció el 10 de mayo de 2022 sin que muchos supieran quien fue aunque hubieran conocido su trabajo sin darse cuenta, como parte de una reflexión final sobre la relvancia del trabajo de Enrique vale la pena retomar lo señalado por el director de Animal Político, Daniel Moreno, quien apuntó en sus redes sociales: “Ayer murió Enrique Metinides, sin duda el fotógrafo de nota roja más importante. Su trabajo es sorprendente. Impacta como pocos. Su capacidad de reflejar el dolor, la sorpresa, la muerte sacuden a cualquiera… ¿cómo evaluar en términos éticos el trabajo de Enrique? Es decir, ¿cuál es el límite? ¿no estamos revictimizando? ¿no lucramos con el dolor? ¿no violentamos la privacidad del dolor ajeno?”.
“Ahora el fotoperiodismo de nota roja ha cambiado muchísimo. No se hacían coberturas de 30 personas decapitadas, de 30 cuerpos tirados en una carretera, no cortaban cabezas, la nota policiaca pues ha cambiado mucho. Si aplicamos un poco la propuesta de Enrique podríamos lograr fotos aun cuando el acontecimiento es brutal y dantesco, podríamos lograr hacer fotos no tan grotescas si le aprendiéramos un poco Enrique”, (Forbes, 2022)
Fuentes
INFOBAE (2021) “El hombre que vio demasiado”: la historia del fotógrafo Enrique Metinides, ícono de la nota roja en Méxic https://www.infobae.com/america/mexico/2021/04/26/el-hombre-que-vio-demasiado-la-historia-del-fotografo-enrique-metinides-icono-de-la-nota-roja-en-mexico/
Arte informado (2016) El hombre que vio demasiado. https://www.arteinformado.com/agenda/f/el-hombre-que-vio-demasiado-120664
Forbes (2022) Fotogalería: La historia de cómo Enrique Metinides, el fotógrafo de la nota roja, saltó al reconocimiento internacional. https://www.forbes.com.mx/fotogaleria-la-historia-de-como-enrique-metinides-el-fotografo-de-la-nota-roja-salto-al-reconocimiento-internacional/